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“Erase una vez un telépata mutante llamado Charles Xavier”

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Nth Man: De ninjas, cómics y IIIª guerras mundiales

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 24/10/2020
La Atalaya del Vigía
Etiquetas: Nth Man / Sector /

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Más allá de su universo interconectado tan exitosamente trasladado al cine, dentro de la extensa bibliografía de Marvel pueden encontrarse títulos ajenos al mundo superhéroico que proponen otro tipo de historias. Licencias como Conan o Star Wars han sido (y actualmente vuelven a ser) parte de la historia de la editorial sin tener porque pagar el peaje de compartir viñeta con Spiderman & cia. Pero también existen propuestas originales que en su momento compartieron estantería con los superhéroes como The Nam o Nth Man. Esta última, de la que este 2020 se cumple su 30º aniversario, es posiblemente una de las cabeceras más originales, locas y desconocidas jamás editadas por la editorial.


Creada por Larry Hama, guionista y editor principalmente conocido entonces por su extensa labor en la adaptación al cómic de G.I. Joe, Nth Man (término extraído del argot militar para denominar un último recurso cuando todo lo demás fracasa en una misión) reincidía en el género de la ficción militar que con tan buenos resultados Hama había aplicado a las figuras articuladas de Hasbro pero llevándolo un paso más allá hacia terrenos propios de la ciencia ficción. La trama se ambientaba en un futuro cercano donde la aparición de Alfie O´Megan, un poderoso psíquico capaz de recrear la realidad a su antojo, provoca el estallido de la IIIª Guerra Mundial. Después de que O´Megan decida eliminar todas las armas nucleares del planeta el resultado es un incremento de la tensión entre los bloques liderados por EE.UU y la URSS que da pie a una guerra abierta con armas convencionales. La única esperanza para poner fin al conflicto reside en eliminar al caprichoso e incontrolable psíquico. Y el único hombre capaz de lograrlo es John Doe, un asesino de la CIA entrenado en las artes ninja que ha sido hecho prisionero en Rusia tras una misión fallida. La operación de rescate, que incluye un asalto militar a la Plaza Roja de Moscú y la posterior huida del país perseguido por el KGB y las tropas rusas y chinas, se verá complicada aun mas por las manipulaciones de Alfie, antiguo compañero de orfanato del propio John y con el que tiene cuentas pendientes que ajustar.


Publicada poco antes del colapso de la Unión Soviética y el fin de Guerra Fría, Nth Man (“El ninja definitivo” era su impactante subtítulo) es una obra hija de su tiempo y el clima de tensión política y paranoia bélica propio de la época. Pero también lo es de la cultura pop de aquel momento, aglutinando influencias tan distintas como la saga de Rambo, las fiebre del cine de ninjas auspiciada por la inefable Cannon Films, el auge de los videojuegos, las fábulas terroríficas sobre la adolescencia de Stephen King, la renovación adulta del cómic mainstream USA encabezada por Watchmen o el emergente fenómeno del manga y el anime abanderado por Akira.


El resultado es un explosivo coctel donde el talento de Hama para la acción y su extenso conocimiento de armamento, equipo y tácticas militares aportan una patina de realismo que convive mano a mano con elementos como femme fatales sacadas de una fantasía jamesbondiana –la coronel del KGB Vavara Novikova,-; escenas de terror sobre maltrato infantil, asesinatos y muertos vivientes –los flashbacks de la infancia de John y Alfie en el orfanato veinte años atrás-; rupturas de la realidad propiciadas por los poderes del villano –en el #10 el protagonista queda atrapado en un videojuego de plataformas de 8-bits-; y referencias metalingüísticas -Alfie resulta ser un voraz lector de cómics de Marvel, desarrollando una obsesión con el personaje de Galactus que le lleva a adoptar su traje y trasformar a su psiquiatra en una sosias de Estela Plateada (sic)-. El ultimo tramo de la serie, publicado bajo el subtitulo Mas allá de la IIIª Guerra Mundial, viraba completamente hacia la fantasía incluyendo viajes a mundos alienígenas, un futuro post-apocalíptico sacado de la saga Mad Max y paradojas espacio-temporales. Pero de alguna forma Hama conseguía que semejante mezcla no se le fuese de las manos ofreciendo un resultado compacto donde todas las piezas, por locas y dispares que parezcan, acababan encajando en el desenlace.


Parte de esa solidez proviene de la importancia que el guión da a los personajes dotándoles de una personalidad y trasfondo que va más allá del cliché de su concepción: Alfie O´Megan, pese a ser prácticamente omnipotente no deja de ser un niño asustado e inseguro; John Doe ofrece un contraste entre la nobleza y generosidad de su yo infantil que choca con su frialdad y cinismo como asesino adulto; la coronel Novikova y su cada vez más evidente tensión sexual con Doe; el tono sarcástico y erudito a partes iguales del Dr. Yagyu, mentor y padre adoptivo del protagonista; los abusones compañero de orfanato de John y Alfie… todos acaban por despertar la simpatía del lector, interesado por su destino sin importar lo absurda o surrealista que pueda acabar volviéndose la trama. Dibujada íntegramente por Ron Wagner (excepto el #8 a cargo de un entonces desconocido Dale Keown), el apartado gráfico seguía la línea de su colaboración previa con Hama en G.I. Joe, destacando su talento para visualizar las escenas de acción pero también su versatilidad para amoldarse a los diferentes cambios de estilo y elementos procedentes de otros géneros que se van sucediendo en la trama.


Publicada entre mediados de 1989 y finales de 1990 Nth Man constó de un total de dieciséis números que Marvel publicó sin distinción alguna junto a sus títulos de superhéroes. Algo que contribuyó a desconcertar a muchos lectores y perjudicar las ventas: la serie era demasiado ecléctica y postmoderna para el cómic mainstream USA de la época, pero al mismo tiempo apostaba por un entretenimiento ligero y para todos los públicos alejado de propuestas más adultas y sofisticadas como las que en ese momento Marvel editaba a través del sello Epic. Olvidada por la propia editorial que detenta sus derechos –un número de la primera etapa de Excalibur donde el grupo mutante visita brevemente la realidad alternativa de la serie es la única aparición de los protagonistas fuera de la misma- Nth Man jamás ha sido recopilada ni reeditada hasta la fecha, incrementando así su ya certificado estatus de “rareza”. Sin embargo es precisamente esa singularidad a caballo entre dos tierras sin pertenecer a ninguna lo que hoy día llama la atención sobre esta insólita obra que aquellos que disfrutamos en su momento recordamos por mucho más que simple nostalgia.


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