La doble revolución de Hugo El film de Scorsese parte de la obra de Brian Selznick
Un artículo de
Redacción
-
Introducido
el 26/02/2012
Este pasado viernes 24 de febrero se estrenó en nuestros cines la última creación del afamado director de cine Martin Scorsese: La invención de Hugo. El film está nominado a once premios Oscar, siendo la película más nominada este año, y, junto a The Artist, dedica parte de su argumento a trazar un homenaje a los padres del cine.
Es la primera película en 3D del cineasta, que ha declarado que el sistema le ha resultado “realmente interesante, debido a que los actores se mostraron mucho más involucrados emocionalmente”, y ha supuesto toda una revolución en el género, ya que el 3D se presenta no como un reclamo, sino como un elemento narrativo más. Además, parece ser que se ha involucrado de manera bastante personal, ya que pretendía filmar esta película para que su hija pudiera ver una de sus películas.
Una novela gráfica transgresora
El largometraje está basado en una obra del artista estadounidense Brian Selznick de título casi homónimo: La invención de Hugo Cabret. La historia que se nos cuenta, ambientada en la Francia de principios del siglo XX, es la historia de su protagonista, Hugo Cabret, un niño que ha quedado huérfano y que sobrevive en los muros de la estación de tren Gare Montparnasse robando comida y manteniendo en funcionamiento el gran reloj de la estación. Su única herencia: su capacidad innata y sus conocimientos de relojería, una terca obsesión por reconstruir vida mecánica, un autómata y un cuaderno de notas. En su tiempo libre, se encarga de intentar restaurarlo, ya que se le supone la capacidad de escribir con una pluma. Para ello, roba piezas mecánicas, y entre sus procedencias se encuentra la casa de juguetes de Georges Méliès –el mítico cineasta francés, las películas de quien Hugo y su padre veían en el cine-, quien lo caza in fraganti y le arrebata el cuaderno, que contiene notas con las que ayudarse en la reparación. No obstante, con la ayuda de la ahijada del juguetero, Isabelle, recupera su cuaderno y arranca de verdad el proceso de reparación y la verdadera aventura, todo un recorrido por un mundo de fantasía y magia que iremos descubriendo a lo largo de todo el relato.
Selznick, nacido en New Jersey en 1966, ya tenía conexiones legendarias con el cine, ya que su abuelo era primo del productor de Hollywood David O. Selznick. Estudió en The Rhode Island School of Design y ha ilustrado libros de diversos autores, como The Doll People, deAnn Martin y Laura Godwin, Amelia and Eleanor Go for a Ride de Pam Muñoz Ryan, y The Dinosaurs of Waterhouse Hawkins, de Barbara Kerley, que recibió un Premio Caldecott en 2001 Caldecott Honor. Su primer libro escrito e ilustrado por él mismo fue The Houdini Box, que publicó en 1991. Entre sus trabajos posteriores se cuentan Wonderstruck (2011), Boy of a Thousand Faces (2000) y The Robot King (1995).
La invención de Hugo Cabret recibió la Medalla Caldecott en 2008, entre otros motivos por la novedosa propuesta narrativa de Selznick, original y transgresora en su forma. Sus 284 páginas de ilustraciones originales, su extensa documentación –que proyecta en la obra con fotos de la época y originales de Georges Mélliès-, su narración sin necesidad de bocadillos en gran cantidad de momentos imitando al cine mudo, y sus fragmentos narrados al más puro estilo de la novela clásica, componen 533 páginas en las que se combinan las técnicas cinematográficas con la novela gráfica y la literatura, y constituyen una lectura interesante para grandes y pequeños.
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