El Reloj del Juicio Final Cuando todas las piezas encajan a la perfección
El Reloj del Juicio Final USA - 2021 Guionista:Geoff Johns Dibujante:Gary Frank
Editorial:ECC Ediciones -
456 páginas - color
Precio:42,00€
AVISO: Éste artículo contiene posibles spoilers. En él se revelan aspectos argumentales que el lector podría preferir descubir por sí mismo.
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Aún recuerdo finalizar la primera lectura que hice del especial Renacimiento, en el que Geoff Johns sentaba las bases de lo que estaba por venir a nivel editorial, con la sensación de que todo lo que llegara a partir de ese momento iba a estar tan bien hilvanado como de costumbre, dando por sentado que Johns haría otro fantástico trabajo desvelando los misterios que encerraba el citado número. Aunque estaba lleno de buenos momentos (aún se me pone la piel de gallina con cada relectura que hago en la parte del regreso de Flash), la aparición de la chapa del Comediante en mitad de la batcueva no sólo nos dejaba uno de los mejores cliffhangers que recuerdo, sino que abría mil posibilidades a la hora de cruzar los universos DC y el de Watchmen y sus personajes. Además, Johns subía las apuestas al prometer una explicación incluso a recientes maniobras editoriales como Los Nuevos 52, ya que los propios personajes eran ahora conscientes de que alguien había trasteado con la corriente temporal, y les había hecho perder u olvidar años completos de su existencia.
El anuncio de El Reloj del Juicio Final vino, lógicamente, cargado de una enorme expectación, no sólo por la unión de ambos universos de personajes, sino porque iba a solucionar de una vez por todas todos los jaleos de continuidades que venían quitando el sueño a los fans. La historia arranca años después de lo sucedido al final del Watchmen de Alan Moore y, en este tiempo y gracias al diario de Rorschach, el plan urdido por Adrian Veidt ha salido a la luz y ahora es un fugitivo que trata de encontrar al Dr. Manhattan. Si a todo esto añadimos viajes en el tiempo, fracasadas estrellas de Hollywood, la llegada de Mimo y Marioneta, dos enloquecidos personajes surgidos de Charlton Comics, tendremos un cruce de universos como nunca antes se ha visto.
La propia estructura de la serie homenajea a Watchmen, sobre todo al mantener la estructura de nueve viñetas por página y de complementar cada número con artículos y diverso material adicional que continúa contando la historia cuando finaliza cada número. No me equivoco al catalogar el increíble trabajo de Gary Frank como el mejor de su carrera. No es de extrañar que la serie no pudiera mantener la publicación bimestral inicial, y que su final se retrasase casi hasta la desesperación, pero cuando uno tiene la oportunidad de leer la serie completa en tomo, casi se te olvida el periplo de publicación y solo cabe rendirte ante esta obra maestra moderna. Conforme los números avanzan, Johns juega a ser Moore, en aquel inolvidable número en el que Manhattan, sentado en Marte, cuenta como la fotografía cae a sus pies y es consciente de forma simultánea del pasado y del futuro. Aquí, los orígenes de los héroes que conocemos son alterados, de forma que todas las versiones, todos los cambios que hemos leído alguna vez tengan sentido.
Al final de la serie le sucede como al relojero de sus primeras páginas, ya que todo encaja a la perfección. Como si de un eterno bucle se tratase, hemos vivido y viviremos el reinicio de los universos superheroicos una y otra vez, para ser contado por manos distintas y disfrutado cada vez por una nueva generación de lectores. Johns nos regala con esta obra el sentimiento de cómic como entretenimiento infinito, de historias eternas que se cruzan una y otra vez ante nuestros ojos, y de un Hombre de Acero que lo puso todo en marcha y que aún hoy día sigue siendo el personaje principal de la editorial. Y por si fuera poco, las últimas páginas abren la puerta al futuro cercano, que quizás llegue a materializarse o quizás no, pero que demuestra que la rueda seguirá girando durante muchos años más, o al menos es lo que deseamos los lectores.
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