Marvel Gold - La Imposible Patrulla-X #7: La Masacre Mutante

Elegiste un mal momento para ser mutante

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Los que hayan llegado con nosotros el séptimo tomo de esta imprescindible recopilación de historias mutantes llamada Marvel Gold se habrán dado cuenta de que la labor de Chris Claremont marcó sin duda un antes y un después en la historia de La Patrulla-X. Y no solo por la gran cantidad de tiempo que el veterano guionista permaneció como arquitecto de los destinos de la primera familia mutante, sino también por su facilidad para continuar creando sin parar escenarios, personajes y hasta razas, que poco a poco iban engrosando las filas de las series-x y que aún hoy en día siguen apareciendo de vez en cuando por las cabeceras mutantes de la editorial. Uno de los principales hallazgos de dicha etapa fueron los Morlocks, ese grupo de parias mutantes que habitaba desde hacía tiempo las alcantarillas de Nueva York viviendo de forma paralela a una sociedad que les temía y odiaba. Este singular grupo se convirtió en trama recurrente en las aventuras de la Patrulla-X de esta época y, casi sin querer, dio lugar a los crossovers entre colecciones tan en boga en las últimas décadas.


Dado que el número de Morlocks había ido creciendo sin control en las últimas historias y aprovechando que Factor-X, el nuevo grupo surgido hacía poco, gozaba también de serie propia, Claremont montó junto a Louise Simonson un gran cruce que afectase a todos los mutantes de varias colecciones, añadiendo a la mezcla la aparición de Thor o Power Pack, a priori, simplemente porque compartían guionista y poco más. Lo que luego se convertiría en una sana costumbre veraniega con sagas como Inferno, La Caída de los Mutantes o Proyecto Exterminio, se iniciaba aquí con excepcionales resultados de venta, lo que sin duda provocó que el experimento se repitiese una y otra vez. Volviendo a La Masacre Mutante que nos ocupa, serían los Morlocks los que serían masacrados en estas páginas, ya que la trama central pasaba por los brutales Merodeadores invadiendo las alcantarillas y dejando sin vida a todos los Morlocks que pudiesen, hasta que la Patrulla-X hace acto de presencia, claro está.


Otro sello característico de Claremont aparecería también en los números recogidos en este voluminoso tomo, y es que como sucedía con Los Vengadores, la alineación debía cambiar cada cierto tiempo. De esta forma, llegaban nuevos personajes como Mariposa mental, Longshot o Kaos, imprescindibles para entender las historias que vendrían en los próximos años, y se quedaban en el banquillo nombres tan ilustres como Coloso, Kitty Pride o Rondador Nocturno. No se trataba en ningún caso de muertes o cambios drásticos, pero si lo suficiente para que la serie siguiese gozando del factor sorpresa y, de paso, seguir añadiendo personajes a la ya de por sí amplia galería de mutantes.


Este tomo es especialmente rico en momentos memorables, como la presentación del villano Mojo, para mí representante de la segunda mitad de los ochenta en que fue presentado; el cruce con Los 4 Fantásticos; o la gran cantidad de buenos artistas que se encargan de ilustrar las más de seiscientas páginas del tomo: Arthur Adams, John Romita Jr., Marc Silvestri, Alan Davis o Rick Leonardi son algunos de los artistas que podías encontrar mes a mes en el título, todo un lujo que chocaba con la sensación de que los artistas invitados llegaban para cargarse tu cómic favorito ese mes. Una magnífica oportunidad para llevarte a casa la esencia de las historias de los mutantes de la época, ilustrada por un auténtico desfile de estrellas.