Batman – Tortugas Ninja

Los quelonios mutantes se pasean por Gotham City

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Los crossovers siempre han sido una de las alegrías y condenas de los lectores de cómics. La mera idea de asistir al encuentro de dos personajes cuyos caminos no parecían destinados a cruzarse -ya fuera por pertenecer a universos, medios o compañías diferentes- ha sido siempre uno de los fetiches máximos del lector del noveno arte y, durante un tiempo, fue bastante complicado que la mayoría de estos cruces imposibles se hicieran realidad.

Además, existía la posibilidad de que ese encuentro no resultara como habíamos anticipado, fuera debido a injerencias editoriales -famosas en los casos de amalgamas entre personajes de las majors americanas-, equipos creativos mal elegidos o, simplemente, interés comercial sobre artístico a la hora de plantear el proyecto. No olvidemos que el 90% de estos productos no dejan de ser verdaderos “sacacuartos” con los que exprimir a los fans de dos, tres o varias franquicias al mismo tiempo.


No quiere esto decir que no haya habido aciertos a la hora de presentar propuestas de esta índole en el pasado. A pesar de sus muchos defectos y problemas de gestación, encuentros comiqueros como Superman Vs The Amazing Spiderman, JLA-Avengers, Amalgam o X-Men-Nuevos Titanes ofrecieron a los aficionados increíbles relatos que sirvieron para ampliar las mitologías de todos los personajes implicados. Además, los encuentros de los héroes DC con los protagonistas de las franquicias Alien, Depredador o Terminator consiguieron hacernos desear poder asistir al estreno en salas cinematográficas de esas propuestas y la llegada de Batman al universo 2000AD aún se cuenta entre las más genialmente bizarras lecturas del universo gothamita.


En estos último meses, la propuesta más clara de esta corriente es la irrupción del Caballero Murciélago en la franquicia Fortnite, proyecto que se ha saldado con un megaéxito de público que lo ha convertido en uno de los tebeos más vendidos de la historia del medio. Sin embargo, antes de sumergirse en este épico y salvaje battle royale, Batman cruzaba su camino con otros personajes de esos que se han convertido en un éxito multimedia: las Tortugas Ninja.

ECC nos presenta ahora en un recomendable tomo único las tres miniseries que componen, al menos hasta ahora, la totalidad de encuentros entre el universo DC y los célebres quelonios arrancados del cómic independiente creado por Kevin Eastman y Peter Laird para erigirse como icono televisivo y juguetero a mediados de los 80.


James Tynion IV y Freddie Williams II son los encargados de las tres historias que componen este volumen y nos ofrecen un divertimento muy competente que, estamos seguros, conseguirá contentar a los fans de todos los implicados en la trama. La primera entrega de esta propuesta se sirve de los consabidos portales interdimensionales para llevar a nuestros cuatro ninjas verdes a los oscuros callejones de Gotham City. El problema es que Shredder y el Clan del Pie también harán acto de presencia en la ciudad gótica y sus pérfidos planes obligarán a Batman a aliarse con Raphael, Donatello, Michelangelo, Leonardo y Splinter para frenar al villano. Tynion nos presenta un dinámico guión repleto de trepidantes escenas de acción, simpático humor y personajes invitados con Pingüino, Killer Croc o Al-Ghul en la mezcla.

En la segunda entrega, será Batman quien viaje al Nueva York de la realidad de las Tortugas Ninja para detener a una legión de integrantes de su galería de villanos. Williams II sigue realizando un competente trabajo a la hora de ilustrar los muy diferentes mundos y estéticas de ambas franquicias.


Pero, sin duda alguna, es la tercera miniserie la que se convierte en el plato fuerte de esta propuesta. Tynion IV se vuelve loco y nos presenta una historia rica en homenajes, metanarrativa y acción, ofreciéndonos diferentes versiones de nuestros protagonistas en una suerte de relato multidimensional a la manera de Universo Spiderman o Secret Wars. Este argumento permite a Williams II experimentar con diferentes estéticas y estilos y ofrecernos la que es indudablemente la mejor entrega del volumen.

En resumen, un tomo muy recomendable gracias al buen hacer de todos los implicados, la simpatía de sus protagonistas y esos momentos en los que Batman debe lidiar con las locuras de los cuatro quelonios adolescentes.