Batman: Tres Jokers ECC publica en tomo la aclamada miniserie
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Las posibilidades de los guionistas actuales a la hora de contar sus historias son casi infinitas, ya que pueden optar por situar sus nuevos proyectos fuera de continuidad, o por el contrario, de incluirlos como canon a partir de ahora. Aunque hace tiempo que desapareció el sello Otros Mundos, la llegada de Black Label ha venido a llenar este vacío, con proyectos que, además de estar dirigidos generalmente a un público más adulto, gozan de la libertad que antes mencionaba sobre la continuidad, ya que guionistas y dibujantes pueden hacer y deshacer a su antojo sin tener que rendir cuentas. El caso que nos ocupa es un poco peculiar, ya que los primeros anuncios de la editorial parecían indicar que la miniserie iba a servir para continuar la trama abierta por el propio Johns en la serie de la Liga de la Justicia, en la que Batman preguntaba a la silla Mobius por la verdadera identidad del Joker, y aunque no llegábamos a escuchar la respuesta, nos bastaba la incrédula reacción del Hombre Murciélago para crear uno de los mayores hypes jamás visto.
El caso es que la llegada de este esperado proyecto se hizo de rogar más de la cuenta, y para cuando DC volvió a anunciar su inminente aparición, lo hizo alojándolo dentro del recién creado sello Black Label, lo que sin duda sirvió para crear una mayor expectación y, de paso, confundir a los lectores, que no tenían claro si estos números se situaban en nuestra continuidad, que había llegado a la etapa Renacimiento no hacía demasiado, o por el contrario era un proyecto autónomo, situado quizás en otro rincón del multiverso, como había sucedido en los proyectos del sello anunciados hasta ese momento.
Sin querer desvelar demasiado, ya que una de las claves para disfrutar de esta obra es conocer lo menos posible de su contenido, deciros que la acción comienza cuando Batman acude a un posible avistamiento del Joker que acaba de producirse, donde coincide con Batgirl y con Capucha Roja. No es la primera vez que se producen este tipo de avistamientos del villano, y dada la frecuencia y el lugar de los mismos, parece que se trata de distintos individuos que están adaptando la identidad del desquiciado villano, o quizás se trate de una posibilidad más remota: que se trate del mismo villano, en varios momentos temporales, que ahora de alguna forma han llegado a coexistir. Johns hace un estupendo trabajo para meternos de lleno en la historia en sus primeras páginas, ya que las curas que Alfred aplica a un herido Bruce sirven aquí para repasar sus heridas y la causa de las mismas, casi todas provocadas por el payaso del crimen.
Una vez establecida la importancia del villano para nuestro héroe, es el momento de añadir a la mezcla a Batgirl y a Capucha Roja, dos de los socios del Hombre Murciélago que más han sufrido a manos del Joker, en sagas tan seminales para la historia de Batman como Una Muerte en la Familia o La Broma Asesina. Así, ayudados por unos escépticos Bárbara y Jason, la trama va avanzando hasta llegar al final del primer número, con un espectacular cliffhanger que provocará que el lector siga avanzando en la lectura a toda velocidad. Sin embargo, se trata de un cómic que se disfruta despacio, gracias sobre todo al espectacular dibujo de Jason Fabok, cada vez más cercano al trazo de Jim Lee, y al detalle que pone en cada viñeta, en la mayoría de los casos dividiendo la página en nueve partes, como ya hizo Johns en la magistral El Reloj del Juicio Final. Un curioso experimento que profundiza en la eterna rivalidad entre Batman y el Joker y que a buen seguro disfrutarán los fans del personaje, independientemente de las repercusiones de lo que aquí se cuenta para el futuro de Batman, es una interesante aportación a su universo.
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