Los viajes de Alexandre Ícaro: Hijos de la Alhambra Un cómic donde prima la aventura y la fantasía histórica
Los viajes de Alexandre Ícaro: Hijos de la Alhambra España - 2012 Guionista:Paco Roca Dibujante:Paco Roca
Editorial:Planeta DeAgostini -
64 páginas - color
Precio:8,95
La Alhambra y su historia son las protagonistas del cómic.
Los viajes de Alexandre Ícaro: Hijos de La Alhambra fue uno de los primeros cómics que escribió y vio publicados Paco Roca, historietista español que, indudablemente, está de moda, ya no sólo debido a haber recibido el Premio Nacional del Cómic en 2008 por su obra Arrugas, sino por haber recibido dos premios Goya por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, en las categorías de Mejor película de Animación y Mejor guion adaptado.
Así pues, Los viajes de Alexandre Ícaro: Hijos de La Alhambra, vuelve a estar en el candelero debido a la reedición que Planeta DeAgostini ha planeado para este mes de marzo. Y digo reedición porque la primera vez que el cómic vio la luz en España fue en 2007 –tres años después que en Francia-, pero esta vez sale a la luz con un precio más barato y con una edición más cuidada.
El marco de la historia se engloba a mediados del siglo XIX, y trata del primer viaje de su protagonista, Alexandre Ícaro, empeñado en visitar la Alhambra de Granada. Este personajillo es un pintor francés de carácter soñador afincado en París cuya dedicación es pintar los decorados para obras de teatro siempre a última hora. Contagiado del espíritu de la Ilustración en que era importantísimo el viaje y espoleado por sus lecturas sobre la Alhambra, decidirá dar un giro a su vida y embarcarse en su viaje tras, por un error de cálculo, quemar los bocetos y las telas para su último encargo.
En el transcurso de su viaje y posterior exploración de las ruinas de la Alhambra, hará migas con Isabel, su nueva y bella guía, una mujer de armas tomar con quien nadie quiere desposarse debido a su carácter, y con Íñigo Badía, el oficial encargado de mantener el orden en la Alhambra, marcado en su carácter por ser el hijo de Domingo Badía, más conocido por ser el espía español Ali Bey.
Un exhausto proceso de documentación
Lo que nunca soñó Alexandre Ícaro es que su búsqueda de inspiración para dibujar en las ruinas de la Granada histórica y su hambre de mundo, traerían consigo verse mezclado en la resolución de un conflicto que entronca con los siglos posteriores a 1492 y la conquista del Reino de Granada. Unas centurias turbulentas en las que la lucha entre cristianos y árabes, los primeros para convertir a los segundos, y los segundos por simple supervivencia bajo sus ideales y creencias, era el pan de cada día.
Este conflicto ha perdurado hasta nuestros días oculto en la fortaleza, mantenido vivo por los descendientes de aquellos moros que la habitaban a principios del siglo XVI y que vieron cómo sus antepasados caían en la batalla entre religiones. Y ahora ha llegado la hora de la venganza.
Los dibujos para la ambientación de esta obra, que incluyen los paisajes de la Alhambra en el siglo XIX y los ropajes y vestimentas de los personajes, están especialmente cuidados, y en concreto las representaciones de la fortaleza árabe son sobresalientes.
Asimismo, se nota que Roca se documenta profusamente cuando va a escribir, y no duda en intercalar gran cantidad de información, de manera muy amena, de la historia del conflicto histórico entre árabes y cristianos, sino también de todo lo que tiene que ver con los habitantes de la ciudad de Granada y los vagabundos que han habitado la Alhambra durante generaciones. De hecho, al comienzo de la obra contamos con un prólogo introductorio sucinto y muy acertado para introducirnos a la situación histórica, y al final contamos con un epílogo que condensa, a modo también informativo, información sobre la fortaleza, sus profanaciones, los moriscos, la Guerra de las Alpujarras y la Expulsión de 1609.
Esta documentación tiene mucho que ver con sus propias lecturas, esos libros que el valenciano ha venido devorando a lo largo de toda su vida y que han salpicando siempre toda su obra. Y si en otras obras los referentes han sido García Márquez, Borges o Kafka, en esta ocasión le tocó el turno a Washington Irving y su libro Cuentos de la Alhambra. Tal es la inspiración que el nombre de la historieta, Hijos de la Alhambra, está extraído de dicho libro: es como Irving llamaba a los vagabundos que habitaban el baluarte musulmán.
En conjunto, no es un cómic intimista y de exploración personal de los que han caracterizado la obra de Roca en los últimos años, sino un cómic de aventuras, ameno y correcto, divertido y entretenido, aunque quizá algo corto –por eso el desarrollo de los personajes es prácticamente nulo- y con el que se puede aprender información muy interesante sobre la Alhambra y aquellos siglos.
Quizá algún día veamos las aventuras de Alexandre continuadas, ya que Paco Roca pensó en tres viajes – el segundo a través de Marruecos y Egipto, y un tercero a lo largo de Palestina y Estambul según declaraciones del autor-, e incluso ha mostrado en su página web varios de la segunda entrega.
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