Batman: Fortaleza

Una amenaza que ni Batman podrá para

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He de reconocer que la llega a las tiendas de este Batman: Fortaleza me cogió un poco por sorpresa, y es que sinceramente no tenía ni idea sobre donde colocar esta miniserie de ocho entregas que ahora nos trae ECC en un flamante tomo. Lo primero que me extrañó fue ver que no llevaba ninguna etiqueta en la portada que sugiriese que pertenecía al sello Black Label, lo que hubiera justificado que sus autores nos trajesen una versión de Batman diferente, y alejada de la continuidad actual del Universo DC, que recordemos está ahora mismo metida de lleno en la saga Crisis Oscura. Sin embargo, un breve vistazo al tomo para que el dibujo de Darick Robertson me terminase de convencer de llevármelo a casa, fue suficiente para comprobar que, por ejemplo, Alfred volvía a aparecer como el fiel mayordomo de Bruce Wayne, lo que significaba, a poco que hayas leído algo del personaje en el último año, que lo que aquí nos cuenta Gary Whitta se contradecía de pleno con la continuidad.


En cualquier caso, decidí llevarme el cómic a casa, y debo reconocer que ha sido una sorpresa en todos los sentidos. En primer lugar, porque el guionista se toma su tiempo en presentar personajes y situaciones, algo que consigue que el lector se pare también a disfrutar de la lectura, dejándose llevar por la historia, y casi sin importarle todas aquellas divagaciones sobre continuidad con las que he comenzado esta reseña. Aunque solo conocía a Whitta como guionista de algún film, es obvio que sabe de lo que habla cuando escribe palabras en boca de Batman o Superman, y eso siempre es importante, ya que aunque el tomo sugiera cambios sobre lo que conocemos, sabemos que va a tratar a los personajes con el respeto que tantos años de aventuras merecen.


La premisa de esta historia es sencilla, pero da mucho juego. Ha llegado a la Tierra una invasión alienígena, lo que a priori parece ser un trabajo para Superman, sin embargo, Batman termina haciéndose cargo de la amenaza, para sorpresa de sus compañeros de la Liga de la Justicia y, por supuesto, de los lectores. La clave de esta lectura es el Hombre Murciélago que la protagoniza, que duda antes de dar un paso decisivo, que se muestra más humano que de costumbre, y a lo que sin duda ayuda mucho el arte de Darick Robertson, de quien es imposible no recordar sus trabajos en Transmetropolitan o The Boys, y que consigue presentarnos a un protagonista que sufre y duda como cualquiera de nosotros. De hecho, el haber relacionado el personalísimo arte de Robertson a dichos proyectos, llega a jugarme una mala pasada como lector, y es que detrás de algunas expresiones del personaje, quedo a la espera de algún detalle desagradable o inesperado, como si Garth Ennis se hubiera encargado del guion en lugar de Whitta. Una historia diferente, a la que es mejor acercarse sin mucha información para disfrutarla al máximo, que nos sigue demostrando el gran personaje que es Batman, capaz de ser interpretado a través de diferentes prismas y seguir siendo interesante.