FOCUS - Jorge Fornés: Rorschach La sombra de Watchmen es alargada
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La irrupción de Watchmen en el mercado editorial en el año 1986 fue uno de esos momentos que sirven para cambiarlo todo. Lo que hasta el momento era un medio considerado casi infantil de contar historias, apoyado por el arte secuencial y para muchos solo recomendado para los lectores más jóvenes, pasaba gracias a la obra de Alan Moore y Dave Gibbons a ser considerado una nueva forma de expresión, rebautizada ahora como “novela gráfica” y al alcance del gran público. Es verdad que ese año llegarían otros proyectos, firmados por Frank Miller, John Byrne o George Pérez, que ayudaron sin duda a cambiar el futuro de los cómics, pero nadie lo hizo con la contundencia de Watchmen. El relato nos proponía un futuro cercano, pero casi distópico, repleto de corrupción política y protagonizado por un grupo de héroes en decadencia, sobre los cuales destacaba sin mucho esfuerzo el enigmático Rorschach, brillantemente diseñado por sus creadores para despertar al mismo tiempo la repulsión más absoluta y la empatía más desgarrada.
Después de muchos años, y tras la férrea oposición de Moore, llegarían varias precuelas en formato miniserie que, a cargo de diversos creadores, imaginaban cómo habían sido los orígenes de los personajes a los que luego veríamos en la maxiserie. Poco tiempo después, Damon Lindelof creaba una serie limitada para televisión que reimaginaba toda la historia, tomando como cimiento los cómics originales de Moore y Gibbons, pero actualizándola y llevándola más allá si cabe. Por eso, el anuncio de que el nuevo proyecto del superventas Tom King iba a llevar por título Rorschach dejó atónitos a todos los lectores, que no sabían bien que esperar de esta nueva propuesta, anunciada como una maxiserie de doce entregas, la misma extensión que la serie original. Para terminar de convencer a los escépticos, nuestro compatriota Jorge Fornés iba a hacerse cargo del dibujo, lo que sin duda solo hacía aumentar las expectativas. Una vez leída la obra completa, que ahora nos llega en tapa dura, en una edición imprescindible, solo podemos asegurar que cumple lo que promete, y nos deja un relato impecable, que nadie debería perderse.
Como si de una novela de serie negra se tratase, la obra arranca con el intento de asesinato de un candidato a la presidencia. Uno de los autores del atentado lleva puesta una máscara de Rorschach, lo que sin duda marcará la investigación que se pone en marcha a continuación, ya que como los lectores más veteranos sabrán, el destino del Rorschach original al final de Watchmen le impedía estar aquí tras la máscara, al menos inicialmente. Lo que proponen King y Fornés va más allá, ya que consiguen que las referencias a Watchmen permanezcan de forma constante en su obra, sin que lleguen a empañarla. Podríamos decir que alguien que nunca haya leído Watchmen puede disfrutar de la lectura de Rorschach, pero los que verdaderamente van a sacarle todo el partido a esta obra son los que hayan disfrutado antes del universo creado por Moore y de sus personajes.
Se nota en cada página del tomo el amor que los autores tiene por el material original, y sobre todo en el increíble arte de Fornés, que mantiene la estructura clásica de viñetas de Gibbons, pero se permite otras composiciones muchos más innovadoras, y que hace un inteligentísimo uso del color que permite, por ejemplo, seguir de forma paralela a tres personajes de manera simultánea. Si en su publicación en formato grapa ya recomendamos su lectura, ahora que llega en formato de mayor tamaño y tapa dura, llena de extras, no podemos sino volver a insistiros en que os sumerjáis en la lectura de una de las series más estimulantes del pasado año.
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