Batman: El Hijo de los Sueños El Hombre Murciélago recibe el tratamiento manga
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Cuando un personaje goza de tanta popularidad entre el público como Batman, podemos estar seguros de que seguirán llegando los experimentos narrativos que le tengan como protagonista, y uno de esos ensayos llegaba en el ya lejano noviembre del año 2000, con el título de Batman: El Hijo de los Sueños, y es reeditado ahora por ECC. A diferencia de otras obras, por ejemplo, la también protagonizada por el Hombre Murciélago, Batman: El Príncipe Oscuro de Enrico Marini, la que ahora nos llega tiene como autor a Kia Asamiya, creador de obras como Gunhead o Silent Mobius, que gozaron de mucha popularidad durante los años 90, y ese hecho hace que hablemos aquí de un manga de Batman. Este simple hecho, que se adapte el estilo narrativo de los manga a un personaje al que siempre hemos leído de manos de autores occidentales, supone una experiencia totalmente nueva para el lector.
Si nos centramos en la historia, El Hijo de los Sueños nos presenta a Yuko Yagi, una periodista japonesa que está de visita en Gotham, intentando conseguir un encargo imposible, conocer y poder llegar a entrevistar a Batman. Sin embargo, los astros van a ayudarla cuando se vea atacada por Dos Caras en los callejones de la ciudad, y sea el propio Hombre Murciélago quien acuda a su rescate. Conforme avanza el relato, descubriremos que en realidad no ha sido Harvey Dent quien ha atacado a la joven, y es que hay una nueva droga en las calles, llamada Fanática, que hace que quien la toma acabe con los rasgos físicos de uno de los villanos clásicos de la ciudad.
Así, iremos contando con la presencia del Pingüino, Catwoman o el Joker en las siguientes páginas, aunque sepamos que en realidad no se trata de estos villanos, al tiempo que vamos acompañando a nuestro protagonista mientras averigua quien está detrás de esta extraña droga, y cuales son sus intenciones. Tenemos aquí por tanto una historia en la que destaca sobre todo el dibujo de su autor, y sobre todo la estética genuinamente manga que se ha dado a la obra. En este caso, se publica en tapa dura y tamaño comicbook, por lo que la mezcla de estilos es absoluta, aunque se lee en formato occidental, algo que reconozco me ha sorprendido al comenzar la lectura. Para poner un poco de orden a la hora de trasladar un producto japonés al mercado americano, en DC decidieron contar con Max Allan Collins, autor de Camino a la Perdición entre otras obras, en curioso proceso que se describe en las páginas del tomo como interesante extra. Una obra recomendada para los fans del personaje o del autor, que supone un curioso experimento para todos los lectores que decidan acercarse a ella.
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