Batman: Alegría

Chip Zdarsky llega al universo DC

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Existe un cierto morbo en la industria del cómic por asistir al “robo” de artistas entre las majors estadounidenses. Dejadme que me explique. Desde el principio de los tiempos comiqueros, ha habido una serie de creadores señeros que se han vinculado a uno de las majors debido a diferentes razones. Gente como John Byrne, Jim Lee o Brian Michael Bendis comenzaron a ganar tracción en Marvel, llegando a convertirse en pesos pesados dentro de la industria y alcanzando un estatus que les permitía arrastrar a numerosos grupos de fans a sus nuevos títulos. Pero esta merecida fama también llevaba el añadido de unas mayores inquietudes controladoras en sus trabajos y una inflación de los respectivos egos que, cuando no tenían la respuestas esperada por parte de las empresas en las que se encontraban, llevaban a la “deserción” de estas máquinas creativas en busca de prados con más tinta verde o, lo que es lo mismo, DC.

El último de estos autores en haber pasado por esta experiencia ha sido Chip Zdarsky. Autor que irrumpió en escena como parte de la dupla encargada de esa pequeña joya Image que es Sex Criminals, pronto se descubrió como un guionista personal con una voz única y un sentido del humor muy personal y cáustico. Sus primeros pasos en Howard El Pato o Star-Lord convencieron a los fans de su capacidad para mostrar nuevas caras de personajes largamente establecidos, afirmación que terminó de conformarse con propuestas como Marvel 2 en Uno, Spiderman: Toda una Vida y, por supuesto, Daredevil.


Por eso, la noticia de su intención de convertirse en parte del staff creativo de DC y, sobre todo, de la franquicia gothamita despertó rápidamente el interés de los lectores. Sin embargo, parece que los mandamases deceítas querían realizar una suerte de prueba de capacidades al nuevo guionista antes de entregarle las llaves de Ciudad Gótica. Y ahí es donde entran los capítulos de este serial escrito para el lanzamiento de uno de los más actuales títulos del Caballero Oscuro: Batman: Leyendas Urbanas.

¿El resultado? Pues tan interesante como podía esperarse. Zdarsky decide entregar el protagonismo a Capucha Roja y opta por uno de esos protagonistas rotos y al límite que tanto parecen gustarle. Como sabrán todos los aficionados a este oscuro rincón comiquero que son las calles gothamitas, bajo la máscara de este personaje se esconde el vilipendiado Jason Todd, malogrado Robin que encontró un violento destino a manos del Joker -y, por decisión de los lectores, para más inri…- , siendo recuperado años más tarde en la etapa de Judd Winick con esta nueva identidad.


Con ayuda del arte de Eddy Burrows y Marcos To, el guionista nos presenta una línea argumental en la que una nueva y extremadamente adictiva droga ha llegado a las calles de Gotham y, por supuesto, la batfamilia se encuentra tras su pista para evitar más muertes debido a su alta toxicidad. Estas investigaciones llevarán a Jason a cruzar su camino con el hijo de una mujer fallecida por culpa de esta sustancia y, debido a los paralelismos entre sus infancias, a empatizar fuertemente con la realidad del chico. Sin embargo, cuando nuestro protagonista encuentre al padre del huérfano y sepa de primera mano la clase de ser humano que es, una violenta decisión pondrá a Capucha Roja en un intenso dilema moral.

Zdarsky nos entrega una intensa historia que mezcla sin miedo alguno sentimientos, acción, disyuntivas morales, malas decisiones, ambientes urbanos y violencia, ofreciendo a los lectores la dosis justa de introspección para poder sumergirnos en la psique de un personaje tan torturado como Jason Todd. Una delicia comiquera que sirve de magnífico prólogo a la etapa de Zdarsky en Batman.