Marvel Deluxe - Guerras del Infinito El destino final de las Gemas del Infinito
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La parte “cósmica” de Marvel, esa en la que disfrutamos de personajes como Estela Plateada, Thanos o Adam Warlock, siempre ha sido la que más trabajo me ha costado como lector. No tengo problema alguno en leer veinte historias de Spiderman que tienen lugar en la Gran Manzana y disfrutarlas sin complicaciones, pero cuando se trata de abandonar la Tierra y hacer que los personajes se enfrenten a amenazas de proporciones cósmicas, la cosa se complica para mí. Y si hablamos de Jim Starlin, el autor con el que siempre asocio este tipo de proyectos, reconozco que disfruté mucho con su Guantelete del Infinito, e incluso con las gigantescas sagas con las que continuó la historia, La Guerra del Infinito y La Cruzada del Infinito, pero poco a poco se desinfló mi interés por las gemas, Adam Warlock y el resto de personajes de este rincón del Universo Marvel.
El paso de los años hizo que considerase a estas poderosas gemas, que contienen la esencia del Poder, el Espacio, el Tiempo, Mente, Realidad y Alma, desparecidas incluso de la continuidad, aunque lo cierto es que su historia estaba lejos de terminar. Después de que Aniquilación volviese a llamar mi atención como lector, la llegada de los Guardianes de la Galaxia, ese inclasificable grupo formado por Drax, Gamora, Groot y compañía, volvía a despertar mi interés en este tipo de historias, sobre todo cuando estaban capitaneados por Dan Abnett y Andy Lanning. Tras el paso por la colección de nombres tan sonados como Brian Michael Bendis, en una etapa que recibió más críticas de las merecidas, Gerry Duggan llegaba como guionista, para dejarnos una entretenida etapa que desembocaba directamente en la saga que ahora nos llega, y de la que abría boca con el preludio que se producía en el último tomo de la serie de los Guardianes, y en Cuenta Atrás a Infinito.
Aunque como suele suceder en este tipo de historias gigantescas, casi todos los personajes de la casa van a hacer acto de presencia en un momento y otro, se nota el cariño que Duggan le ha puesto a la participación de los Guardianes, y aunque se mueve con soltura en el resto de personajes, se le nota más cómodo y fluido cuando las páginas están protagonizadas por los Guardianes de la Galaxia. Haciendo un pequeño resumen de lo que había sucedido hasta el momento, las gemas han comenzado a reaparecer en diversos lugares del cosmos marvelita, lo que hace que todos se pregunten por el paradero de Thanos, temerosos de que vuelva a producirse un nuevo ataque del Titán loco, como el del Guantelete. Una vez que conocemos a los nuevos portadores de las gemas, entre los que se encuentran nombres conocidos como Adam Warlock, Star-Lord o el Doctor Extraño, junto a alguna que otra sorpresa, es el momento de que comiencen a moverse las piezas de esta especie de partida de ajedrez, en la que aparecerá Requiem, un poderoso ser del que conocemos muy poco porque se muestra siempre enmascarado y oculto a los ojos de nuestros héroes, que más allá de las intenciones de formar una nueva Guardia del Infinito, como sucedía algún tiempo atrás, tiene muy claro lo que quiere hacer con los poderos artefactos. Ayudado por el dibujo de Mike Deodato, que nos está dejando en los últimos tiempos sus mejores trabajos, Duggan construye una saga muy entretenida y fluida, que avanza a buen ritmo y va desvelando sus sorpresas sin desesperar al lector. Se trata además de uno de esos casos en los que la lectura de la saga central es suficiente para comprender la historia, algo que siempre es de agradecer, aunque es cierto que los que vengan de leer la etapa del guionista en Guardianes de la Galaxia, la disfrutarán especialmente.
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