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Ikigami #3 Continúa la interesante serie de Montoro Mase
Prosigue a buen ritmo la reedición que Panini está realizando de la serie Ikigami de Motoro Mase. Llega ahora el tercer volumen en formato Maximum de la nueva edición, en tomos de mayor tamaño y ajustado precio para que los lectores que, como me pasó a mí, no pudieron hacerse con ella en su momento, no tengan ya excusas para llevarse a casa la serie completa. Para los recién llegados, contarles que la trama de Ikigami nos lleva a un futuro distópico en el que se ha aprobado la Ley para el Sostenimiento de la Prosperidad Estatal, que supone que cada recién nacido es inyectado con una cápsula microscópica, que pueden llevar en su interior una toxina, mortal para su portador. Solo una de cada mil capsulas es realmente mortal, y será activada cuando el portador alcance la mayoría de edad.
La única forma de saber si somos portadores de la toxina es recibir un comunicado de muerte, que da nombre a la serie, por el que se nos comunica el hecho 24 horas antes de ser activada, dándonos así tiempo para poner en orden nuestros asuntos y despedirnos de amigos y familiares. Este demoledor planteamiento sirve para que el autor nos cuente en cada tomo cuatro historias independientes, dividas cada uno en tres actos, en las que el único vínculo entre los respectivos receptores del Ikigami lo tenemos en Kengo Fujimuto, el funcionario encargado de repartir en mano estos temibles comunicados, que por su parte va avanzando en una pequeña pero interesante trama, centrada en las injusticias que supone el método de los Ikigami, y que poco a poco va avanzando en paralelo a los nuevos receptores del comunicado.
En esta tercera entrega tenemos nuevas historias, como Un Alma Reprimida, que protagoniza Yukimasa Tsutsumori, un joven apasionado de los graffitis, que sin embargo ha permanecido siempre en el anonimato, y que cuando reciba el Ikigami, se planteará si es el momento de compartir con todos sus secretos. En El Integrista, veremos como el portador de un nuevo comunicado de muerte decide servir de ejemplo para el resto de ciudadanos, aceptando con honor su fatal destino, aunque no todo saldrá como esperaba conforme se acerque la hora de su muerte.
Mase continúa añadiendo más información sobre la parte política de los Ikigami, introduciendo la figura de los disidentes, y poniendo de manifiesto que existe un plan en contra de la ley por la prosperidad estatal, que pondrá en duda las intenciones y lealtad de nuestro protagonista. También añade el autor nuevos detalles, como el hecho de que los portadores del Ikigami no tienen que pagar por lo que compren o consuman en su último día de vida, algo que tendrá grandes consecuencias para los protagonistas de uno de los capítulos incluidos en el tomo. Una interesante serie que sigue apostando por historias personales, y cómo reaccionaríamos ante la noticia de que ha comenzado nuestro último día de vida.
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