Marvel Essentials #4 – Masacre: La Noche del Masacre Viviente Risas, tripas y chimichangas en el apocalipsis zombi
Un artículo de
Redacción
-
Introducido
el 14/09/2024
¿Quién mejor para lidiar con un apocalipsis zombi que Masacre? Al parecer, nadie, porque cuando estalla el caos de los muertos vivientes, nuestro mercenario bocazas está profundamente dormido en una mesa de su restaurante mexicano favorito, después de una noche de destructivos excesos culinarios. Cuando finalmente despierta, la luz del trae una vaga sensación de que algo va mal, que no tarda mucho en confirmarse al encontrarse con una turba de zombis hambrientos y la realidad que asegura que es el único "superhéroe" que ha sobrevivido para salvar a la humanidad.
Cullen Bunn se lanza con una premisa ingeniosa y llena de ironía: dejar en manos de Masacre, un antihéroe impredecible y mucho más peligroso que la mayoría de villanos, la misión de salvar el mundo. Desde la primera viñeta, nuestro protagonista está más preocupado por salvar su propio pellejo y se muestra bastante selectivo con sus refugios, aprovechando su conocimiento de todas las películas de zombis que ha visto. Esta situación permite al guionista jugar con los tropos del género, lanzando chistes sobre las incoherencias típicas de las historias zombificadas aderezadas de manera perfecta por el incesante parloteo irreverente y sarcástico del Mercenario Bocazas.
Claramente, es el arte de Ramón Rosanas lo que convierte este tomo en una lectura perfecta para estas calurosas tardes de verano que nos quedan por delante, o para el Halloween que se acerca. Su elección de mantener el traje de Masacre como el único elemento en color en un mundo completamente en blanco y negro le da al cómic un toque visual distintivo y refrescante, alejándolo de la típica estética colorida de las historias de superhéroes. Rosanas no solo se luce con esta decisión estilística, sino que también demuestra su maestría en la composición, llenando las páginas con hordas de zombis y detalles intrincados.
En la secuela, el arte cambia de manos y pasa a Nik Virella, quien ofrece un enfoque diferente pero igualmente sólido. Virella también utiliza la técnica de resaltar el traje del héroe como el único toque de color, pero opta por un tono más apagado, con sombras y grises que aportan una atmósfera más oscura y opresiva.
La trama de la secuela nos muestra al mercenario tras los eventos de la primera parte, lidiando con las consecuencias de sus acciones y dejando claro que lo que parecía una victoria sobre los zombis no era más que un error garrafal que podría haber condenado definitivamente a la raza humana, al haber creado una nueva horda de muertos vivientes imbuidos con su propio toque de locura y resistencia. Esto convierte lo que fue un final cómico en el inicio de una nueva aventura, en la que Masacre deberá enfrentarse a versiones zombis de sí mismo.
En resumen, otra magnífica a esta nueva línea editorial Panini que puede convertirse en un regalo perfecto para el próximo Halloween.
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