Marvel Gold - Capitán América #7: La Corporación Barras, estrellas y la llegada del Ameridroide
A finales de los años 70, la serie del Capitán América sufría uno de sus cambios más importantes desde que llegase a los quioscos. No me refiero a cambios de identidad, o a que Sam Wilson fuera a portar el escudo. En esta época, en la que los equipos creativos eran tan estables como el cambio del dólar en los mercados de divisas, la serie protagonizado por el vengador abanderado se enfrentaba a uno de esos momentos decisivos para cualquier personaje: saber si sería capaz de sobrevivir a la marcha de su creador. La salida de Jack Kirby de la serie, publicada por Panini en el volumen anterior de Marvel Gold, dejaba a los lectores con una sensación de incertidumbre, preguntándose si ya estarían contadas todas las historias del personaje, y era el momento de cambiar de tebeo.
El tiempo ha demostrado que, lejos de menospreciar el increíble trabajo de Kirby con el personaje, lo mejor estaba por venir, y la razón del éxito del que sigue gozando entre los lectores, lo tenemos en Roy Thomas, guionista encargado de la serie a partir de ese momento, que firmaría una de las etapas más brillantes de cuantas ha tenido el Capitán América. A nivel personal, debo confesar que mis primeras lecturas del personaje, de la mano de esas mágicas grapas publicadas por Cómics Fórum, son las que ahora nos llegan en este séptimo e indispensable tomo, y aunque reconozco que luego llegarían otras lecturas más redondas, a estos números les tengo un especial cariño.
Como decía antes, las cosas han cambiado mucho en el mundo del cómic y la llegada de Thomas a la serie, acreditado en la primera página como “nuevo guionista y editor”, no necesitaba de grandes artificios para ganarse el favor de los lectores. Le bastaba un número en el que el Capi y El Halcón echaban la vista atrás para, en un brillante ejercicio de flashback, volver a contarnos de forma resumida el origen del héroe abanderado, recordando de paso la importancia que tenía para el universo Marvel y para todos los lectores.
A continuación, Thomas iba a demostrar que aprovechar el pasado de un personaje no significa estancarse, y por eso sorprendió a todos con la presentación del Ameridroide, un gigantesco robot de seis metros con la imagen de nuestro héroe, que pondría las cosas difíciles a nuestro protagonista. También habría sitio para historias más urbanas, en las que el Capitán América luchaba contra el racismo, y por supuesto, un nuevo regreso de HYDRA a las páginas de la serie, o la presentación de La Corporación, una nueva y misteriosa organización. Chris Claremont, el célebre guionista, se hizo cargo también de algunos números de la serie, aportando dramas humanos, incluido que Steve Rogers buscase un trabajo y se hiciese autónomo, como solo el patriarca mutante sabía escribir. Un tomo en el que hay todo lo necesario para asegurar buenos ratos de lectura, que dejaba claro que tendríamos aventuras del Capitán América para rato.
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