Marvel Must-Have - La Patrulla-X #5: Cegado por la Luz

Las cosas se complican para Pícara y su Patrulla-X

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Aunque nunca llegasen a tener la repercusión del escocés Grant Morrison, el paso por las series mutantes de los guionistas Mike Carey y Ed Brubaker es digno de mención, y la recuperación de sendas etapas en tapa dura, dentro de la línea Marvel Must-Have es sin duda una buena noticia para los lectores, que vuelven a tener a su disposición una sucesión de sagas que traían de vuelta la esencia del grupo, añadiendo interesantes cambios en la alineación y devolviendo las dos cabeceras a los primeros puestos de ventas, con sagas como Especie en Peligro y Complejo de Mesías, que siguen resonando en la mente de los aficionados décadas después de su llegada a las librerías.

En el anterior volumen comentábamos la llegada a la serie de un inspirado Carey, y cómo en sus más de 300 páginas reinventaba al completo la serie, dándole especial protagonismo a Pícara, que diseñaba al grupo al estilo sureño, y comenzando bastantes tramas que ahora van a verse completadas. El liderazgo de Pícara sobre sus antiguos compañeros y la formación elegida para esta ocasión no hacía presagiar nada bueno, y como Carey se encargaba de advertirnos en las entregas anteriores, era solo cuestión de tiempo que todo explotase, como veremos en el número que arranca este tomo, en el que se celebraba la entrega 200 de la serie en su numeración original.


Aunque el tono baje ligeramente con respecto al volumen anterior, en el que la saga Supernovas prácticamente no daba un respiro a los personajes, que nadie piense que se trata de historias de relleno, ya que la presencia de grupos tan radicalizados como los Merodeadores de Mr. Siniestro, o los Acólitos de Magneto aseguran constantes conflictos, y por si esto fuera poco, Carey se guarda en la manga alguna que otra sorpresa, en forma de regreso inesperado, que hará que la emoción esté asegurada.

En el apartado gráfico tenemos a Humberto Ramos, que cumple sobradamente con las multitudinarias peleas propuestas por Carey, y que nos regala su habitual trazo con rasgos amerimangas. En mi opinión, el arte de Ramos funciona en todo momento, salvo en algunas expresiones de los personajes, que a mi gusto quedan demasiado cartoon para conseguir el efecto dramático pretendido. Sin embargo, Ramos se basta y se sobra para coreografiar las batallas de forma espectacular, consiguiendo un cómic dinámico y repleto de color. Una etapa siempre interesante que sigue avanzando entre grandes sagas, para ofrecer al lector una lectura que ha aguantado bien el paso del tiempo.