Aves de Presa #1

Kelly Thompson reinventa a este inusual grupo de superheroínas

Tweet

Revitalizar un equipo clásico siempre supone un desafío, pero tened por seguro que Kelly Thompson ha logrado encontrar el equilibrio perfecto en su nueva interpretación de Aves de Presa. La serie nos ofrece una aventura que, sin renunciar a la esencia original, aporta una nueva capa de frescura gracias a una narrativa inteligente y a la introducción de personajes con dinámicas inéditas y originales.

La trama de esta primera entrega se centra en la recuperación de Sin, la hija adoptiva de Canario Negro, que ha sido capturada por las amazonas. Ante la imposibilidad de contar con su aliada habitual, Barbara Gordon, Dinah reúne un equipo heterogéneo y algo improvisado para rescatarla. Ahí tenemos a Cassandra Cain (Batgirl), Big Barda, Harley Quinn, Zealot o la misteriosa Meridian, una figura que parece provenir del futuro, para confirmarlo. Esta formación tan diversa enriquece la historia y permite explorar nuevas interacciones entre personajes.


Por su parte, la operación de rescate en Themyscira podría haber chocado con las tramas actuales de otras series, pero Thompson maneja la situación con destreza, dándole a su historia un carácter autónomo, repleto de humor, drama y acción trepidante, sin dejarse limitar por las complicaciones editoriales. La obsesión de Dinah por proteger a sus seres queridos y las relaciones que establece con sus compañeras añaden una profundidad emocional que eleva la narrativa y que vuelven a confirmar que la guionista conoce muy bien a sus protagonistas.

El apartado artístico es otro de los pilares de la serie, gracias a la llegada de Leonardo Romero -que ya demostró su química con Thompson en Ojo de Halcón- y que presenta aquí un estilo que combina influencias de Jack Kirby -lo sabemos, esto son palabras mayores- con una estética moderna. Destacan la expresividad de los personajes y el dinamismo en las escenas de acción. En el quinto número, Arist Deyn toma el relevo en los lápices, aportando un enfoque más onírico que encaja a la perfección con el tono del capítulo. Como siempre, el color de Jordie Bellaire unifica el apartado visual, otorgando a cada personaje una paleta distintiva que realza sus momentos individuales.