IDW: la casa de la licencias pega fuerte.
En un momento donde el mercado USA anda con pies de plomo y no duda en remover todo su catalogo editorial o cortar por lo sano títulos si no ofrecen el resultado esperado, resulta refrescante comprobar cómo una pequeña editorial consigue establecerse y medrar frente a lo que a veces parece un monopolio entre dos únicas empresas. Tal y como certifica que haya obtenido su propia y diferenciada sección en el catálogo Previews, IDW (siglas de Idea + Design Works) ha sabido hacerse con su propio hueco en el mercado.
Fundada en 1999, su primera serie constituyó un bombazo que se convirtió poco menos que en la piedra angular de la compañía. 30 Días de Noche, miniserie escrita por Steve Niles y Ben Templesmith constituyó todo un fenómeno editorial, dando pie a una exitosa franquicia y revitalizando las historias de vampiros. Sus posteriores series (Potbot de Ashley Wood y Chronicles of Wormwood, de Templesmith en solitario) parecían configurar una suerte de línea editorial integrada por historias de tono oscuro y un impactante estilo gráfico más relacionado con la ilustración pictórica que con el cómic tradicional.
Pero el verdadero motor de la editorial fue la adquisición/remodelación de licencias de lo más variopinto. Su primer gran hallazgo fue recuperar a los Transformers para el mundo de las viñetas, capitalizando el recuerdo nostálgico del fandom justo a tiempo para boom cinematográfico de la trilogía cinematográfica dirigida por Michael Bay. Una situación que volvió a repetirse con G.I. Joe, cuyos derechos arrebató a Devil´s Due justo apenas unos meses antes del estreno de la película de imagen real. En ambos casos IDW supo sacar agua donde otros veían desierto, desarrollando toda una línea editorial con varias cabeceras en paralelo destinadas a captar a nuevos lectores, pero también a audiencias ajenas al cómic con el gusanillo despertado por las versiones fílmicas y a veteranos nostálgicos, recuperando a autores clásicos de dichas cabeceras (como Simon Furman y Larry Hama) y realizando lujosas reediciones del material editado décadas atrás por Marvel.
El resultado habla por sí solo, ya que rápidamente IDW empezó a publicar con licencias provenientes de videojuegos (Metal Gear Solid, Silent Hill), televisión (Dr. Who, Star Trek, Angel, True Blood), cine (Cazafantasmas, Parque Jurásico, Godzilla) y comics previamente editados (las Tortugas Ninja, Next Men). Todo ello sin mencionar series de nuevo cuño como Ángel Caído de Peter David o Cold War de John Byrne. Pero esta dispersión editorial no le ha impedido sin embargo realizar maniobras como crossovers o eventos argumentales, bien dentro de una misma marca (La Guerra de Cobra, en las series de G.I. Joe) o incluso a través de varias a la vez (el crossover Infestation, con un plaga zombie atravesando los universos paralelos de varias de las licencias), para regocijo de los lectores.
Con un ojo siempre puesto en la sinergia con otros medios, IDW también echó el guante al recién nacido mercado del cómic digital. Mano a mano con el portal Comicmix.com, la editorial ha publicado versiones impresas de trabajos digitales de autores como Mike Grell, Bo Hampton o Trevor Von Eeden. Una oferta que se complementa con cuidadas reediciones de grandes clásicos de la viñeta como Chester Gould (Dick Tracy), Milton Caniff (Terry y los Piratas), Alex Raymond (Rip Kirby), Al Capp (Li´l Abner) o el mucho más reciente Dave Stevens (Rocketeer). Una cuidada combinación de nuevo y antiguo, de comercialidad y calidad y de disparidad temática (y sin apenas autores de gran renombre) que le ha permitido convertirse en una marca a tener en cuenta. Quizás las dos grandes, en plena fiebre de cifras, deberían aplicarse el cuento.
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