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La Atalaya del Vigía Comic Digital
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Aquaman no es cuestión de risa.

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 06/06/2012

Alguien dijo una vez que no existen los malos personajes; solo guionistas sin ideas para ellos. Los lectores de superhéroes lo saben bien, como demuestra la trayectoria de personajes como Daredevil o los mismísimos X-Men. En el caso de DC, Aquaman ha padecido siempre el tópico de ser un personaje de segunda división frente a pesos pesados como Superman, Batman o Flash. Aunque el personaje gozó de una memorable etapa a principios de los 90 de manos de Peter David (todo un experto en dar lustre y esplendor a personajes casi desahuciados), nunca pudo quitarse del todo la reputación de segundón. Menospreciarle se convirtió en un hábito tan recurrente que acabó por alcanzar niveles de chiste, como demuestra esa oda al frikismo llamada The Big Bang Theory. La solución consistía en propiciar la combinación con el guionista adecuado. Y tras años de sequía creativa (incluidos una muerte y la aparición de un fugaz sustituto) a Aquaman le ha llegado la hora de la mano de Geoff Johns.



La JSA, Flash, Jóvenes Titanes, Green Lantern, Superman… parece casi como si Johns se hubiese propuesto dejar su huella en todos los grandes iconos de la editorial, dando pie a grandes etapas que aumentaron exponencialmente el interés de los lectores por los mismos. Fue el propio Johns quien puso las piezas para la serie que nos ocupa, devolviendo al personaje a la vida en La Noche más oscura y demostrando que tanto él como sus secundarios (Mera, Manta Negra) podían tener tanto interés para el lector como cualquier otro de la editorial. Con la llegada de los Nuevos 52, Johns ha dado un paso más allá responsabilizándose de la nueva serie del héroe acuático, decidido a cambiar la opinión generalizada sobre él de una vez por todas. Pero lo verdaderamente llamativo es la forma que ha elegido para hacerlo.



Y es que en lugar de ignorar esa mala fama del personaje entre los lectores (algo que hubiese cuadrado sin problema tratándose de un reinicio de la continuidad), Johns ha optado por hacerle frente directamente, incluyéndola en el propio comic. Así, en su nueva serie a cargo de Johns e Ivan Reis, el propio Aquaman ha de hacer frente a que la mayoría de habitantes del universo DC le crean una broma con patas, un héroe que solo vale para hacer chistes con peces. Este guiño metalingüístico fácilmente podría haberse salido por la culata, pero acaba consiguiendo lo contrario: que los espectadores de las aventuras del personaje (tanto dentro como fuera de la viñeta) acaben cambiando su opinión sobre el mismo. El tratamiento del personaje así como el de su esposa Mera -tan protagonista de la serie como él- hace que uno se encariñe de ambos y termine por olvidarse de que cualquier gag peyorativo que pudiese ocurrírsele. Claro que algo tendrán que ver los lápices de Reis, quien se marca unas ilustraciones tan detalladas y versátiles -especialmente su visión de las profundidades marinas- que superan sus ya notables trabajos anteriores.



Sabiendo que las series de Johns suelen ganar enteros a largo plazo (toda una rara avis en el cómic de superhéroes actual) y las alusiones que el autor deja caer sobre el pasado del personaje y a las que sacará partido en los próximos números, la nueva cabecera del personaje se revela como una de las más interesantes surgidas del reseteo de DC. Una nueva oportunidad para (re)descubrir el potencial del personaje, siempre y cuando uno no se deje llevar por los prejuicios ni por el apego a los chistes sobre peces.


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