El Asombroso Hombre-Lobo ¿Kirkman?
Un artículo de
Zola
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Introducido
el 05/02/2009
El Asombroso Hombre-Lobo Estados Unidos - 2008 Guionista:Robert Kirkman Dibujante:Jason Howard
Editorial:Planeta de Agostini -
144 páginas - color
Precio:12,95
Gary Hampton es un exitoso hombre de negocios que una noche es atacado por un hombre-lobo. Con el tiempo, él también se convertirá en uno de ellos y, ayudado por Zechariah, un misterioso vampiro, será capaz de controlar la transformación y de utilizar sus sus poderes para el bien como un superhéroe.
Amantes de los licántropos aparte, si uno lee este cómic, es por Robert Kirkman. El reconocido autor de Invencible, el hombre que reinventó el terror y la psicología del miedo con Los Muertos Vivientes. Su sombra está presente en cada página, en cada viñeta. Y la cosa no cuadra. Literalmente no cuadra. Porque por más que uno lo busca, no encuentra en las páginas de El Asombroso Hombre-Lobo nada que recuerde al escritor norteamericano. Los diálogos carecen de brillo, las situaciones resultan un tanto incongruentes y los hechos se suceden de una manera muy frívola. Tan pronto Gary Hampton se transforma sin apenas explicación en un hombre-lobo, como en el mismo capítulo decide convertirse en un superhéroe. Sin una sola reflexión de por medio, un poco de transición o asimilación de lo ocurrido. Virtudes que han hecho grande los trabajos de este escritor.
Kirkman obsequia al público con una obra a caballo entre el género de terror y el superheroico, y termina quedándose en tierra de nadie. Sí que resulta entretenida, pero a la vez tan falta de coherencia que resulta poco creíble, dentro de lo creíble que puede ser un cómic de estas características. Además, el particular estilo de Jason Howard a los lápices resta seriedad a la historia y acrecienta la imagen de cómic juvenil.
Quien llegue a leer esta obra con Los Muertos Vivientes en mente, quedará decepcionado; mientras que aquellos que busquen una historia distinta que aúne a hombres-lobo con superhéroes la engullirá con suma facilidad. Quizá la idea de Kirkman era ésa, hacer un cómic diferente para un público diferente.
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