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VI Muestra Sci Fi de Cine Fantástico Comic Digital
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"¡Somos el gobierno! ¿ O es que no ve Expediente X? " Henry Gyrch a Betty Banner / Hulk vol. 3 #4
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VI Muestra Sci Fi de Cine Fantástico

Cuatro días de terror y fantasía en Madrid

Un artículo de Diego Salgado y José M. Robado - Introducido el 07/03/2009

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Etiquetas: Sci Fi / Festivales /
El domingo 8 de marzo ha supuesto la jornada de clausura para esta excelente muestra, con tres proyecciones de variopinto interés: Inju, de Barbet Schroeder, Vinyan, de Fabrice du Welz, y Underworld 3: La rebelión de los licántropos.

De UNDERWORLD 3: LA REBELIÓN DE LOS LICÁNTROPOS, os ofreceremos una crítica en breve, pues se estrena el próximo viernes 13 de marzo.

En cuanto a las otras dos películas exhibidas el domingo, comenzamos con INJU (LA BESTIA TRAS LA SOMBRA). Choca descubrir que nada menos que cuatro guionistas diferentes acredita esta pobre adaptación de la novela homónima de Rampo Edogawa, uno de los autores de novelas de misterio más leídos de Japón. De hecho, el pseudónimo de Edogawa no es otra cosa que la pronunciación japonesa de Edgar Allan Poe, el escritor que inspiró gran parte de su obra.


Pobre adaptación, decimos, porque si ya el material original está lleno de clichés para los tiempos que corren (se escribió en 1928), su traslado al celuloide ha pecado de lo mismo. Lo desconcertante es que el error haya venido de las manos de un cineasta tan veterano en estas lides como Barbet Schroeder, alguien que ya ha dado varias muestras de gran oficio en películas de temática similar.

En Inju, un exitoso autor francés de novela policíaca y experto en la obra de otro escritor japonés contemporáneo, se ve atrapado por la belleza y biografía de Tamao, una gheisa que le atiende en un salón de té. Sorprendentemente, la historia de Tamao le lleva de nuevo a su misterioso homólogo japonés, pues Tamao mantuvo una relación tormentosa con él que parece reeditarse. La narración entra a partir de aquí en un pretendido labereinto de thriller y misterio que no son tal, dado que todo sucede por unas vías tan transitadas y está rodado con tal desidia que el espectador se desentiende absolutamente de lo que está pasando en pantalla. Hay determinados climax de la cinta que provocan la risa del público por su tremenda ingenuidad y la falta de compromiso y esfuerzo por parte de los autores de encontrar un modo más adecuado para hacerlo.

El penúltimo plato de la muestra ha sido VINYAN, del belga Fabrice Du Welz, protagonizada por Rufus Sewell y Emmanuelle Béart. Muchos asistentes a la última edición del Festival de Sitges nos aseguraron que la película de Du Welz fue la auténtica obra maestra de aquel certamen, por encima de títulos también exhibidos en esta Sci Fi como Surveillance, Eden Lake o Déjame Entrar.



Cierto que el viaje al corazón de las tinieblas de un matrimonio que busca en la frontera entre Birmania y Tailandia a su hijo, a quien habían dado por muerto inicialmente en el tsunami que asoló el sureste asiático en 2004, es difícil de clasificar, lo que hablando de un género tan manoseado como el fantástico puede considerarse un plus: ¿Hablamos de un drama psicológico llevado a sus últimas y funestas consecuencias? ¿De un relato realista que socava poco a poco las expectativas de sus protagonistas y del espectador con la irrupción de lo inaprensible?

El riesgo de una propuesta como Vinyan es que, en su continuo fluctuar entre los infiernos exteriores y los íntimos, una estrategia que a veces desvela sus artificios, llega a perderse y a desconcentrar al espectador. La ausencia de lógica dramática, los histrionismos formales a que se entrega Du Welz, no siempre compensan. Aunque ello no quite para que hablemos de una propuesta que cualquier adepto a este tipo de cine debería anotar en su agenda de títulos pendientes.

Y hasta aquí nuestra cobertura de la la VI Muestra Sci Fi de Cine Fantástico. Un evento promocional, sin tanta enjundia como un festival de cine propiamente dicho, pero que nos ha dado la oportunidad de recuperar una buena cantidad de títulos sugerentes, imprescindibles para el aficionado al fantástico. Animamos a los responsables de la Muestra a perseverar en la propuesta e incluso, por qué no, a ampliar contenidos y duración. Al fin y al cabo, el público madrileño respondió con entusiasmo a todas las proyecciones. ¡Hasta el año que viene!

SÁBADO, 7 DE MARZO


Inauguraba la jornada 20th CENTURY BOYS, adaptación al pie de la letra de un manga escrito e ilustrado por Naoki Urasawa (Monster). Dado que la obra de Urasawa alcanza los 22 volúmenes, el film de Yukihiko Tsutsumi que ahora comentamos es el primero de una trilogía de alto presupuesto cuya segunda entrega acaba de estrenarse en Japón.

Este tipo de adaptaciones, de claro perfil mercantilista, es muy común en aquel país. Aunque, como sucede en Occidente con títulos como Watchmen, los fanáticos de las obras originales estén lejos de sentirse contentos con los resultados. El manga de Urasawa, que reconocemos (D. Salgado) no haber sino simplemente ojeado en los últimos días con el fin sobre todo de no faltarle al respeto a los lectores en nuestra apreciación de la película, parece ser una obra muy ambiciosa: alterna varias épocas en la vida de sus protagonistas, y debate sobre los conceptos de héroe y antihéroe, la construcción de la identidad japonesa en la segunda mitad del siglo XX, y lo que supone afrontar nuestra madurez bajo el peso de lo que fueron nuestros sueños juveniles.

Mucho de ello se percibe en la película de Tsutsumi, aunque relatado de una manera esquemática y con una falta de inventiva visual que hace pensar en un destino televisivo. Un espectador occidental podría agradecer en principio la agilidad con que transcurre la acción, que permite hasta bien avanzado el extenso metraje (140 minutos) pasarlo bien sin necesidad de reflexionar demasiado acerca del delirio conspiranoico que sustenta la trama. Pero lo telegráfico también cansa, y termina delatando la simple condición ilustrativa de 20th Century Boys, que concluye además en falso y con un avance de la segunda entrega que nos remite al universo del serial… con el inconveniente de que un espectador de esta parte del mundo tendrá complicado acceder a las continuaciones. Quedan para el recuerdo la nostalgia que tiñe los episodios infantiles de los personajes, y la inquietud que suscitan ciertos vericuetos argumentales y efectos de la banda sonora que remiten vagamente a las atmósferas lynchianas.

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