Santiago Valenzuela Apocalipsis de andar por casa
¿Qué imagen tienes de tu propia carrera, tas tantos años dando el callo?
Estoy contento con algunas cosas que he hecho, es lo único que se me ocurre como balance, porque a nivel material, económico o de reconocimiento social está claro que es un medio en el que aquí no se puede conseguir nada, es algo que se asume desde un principio. De todas formas incluso en ese sentido privado y personal de la satisfacción con los resultados todo es bastante ambiguo. Cuando acabas algo sueles estar contento por lo que crees que has conseguido, pero muy rápidamente empiezas a verle los defectos. En general, las cosas que uno, en la fase de proyecto, se imagina más espectaculares y demoledoras, los dibujos y diálogos que uno entrevé poco menos que como hitos del arte y la literatura occidental, luego llegado el momento de realizarlos en el papel se quedan en casi nada, en una birria, vamos, no sé muy bien por qué. En cambio, cosas a las que no les prestaste demasiada atención, episodios menores o incluso improvisaciones sobre la marcha que van saliendo, son a veces lo que luego encuentras de más valor.
En cualquier caso, dibujar tebeos es un ejercicio de libertad en general agradecido y a ratos fascinante, sea cual sea luego el veredicto del público, y aquel que puede perder horas en ello es sin duda un privilegiado. El reconocimiento ajeno ya es algo a posteriori, una propina que se agradece en su medida. Porque si hemos de ser sinceros, el panorama general del cómic a nivel creativo en este país (y aun en los demás) es bastante gris, bastante pobre y también, a pesar de esa supuesta variedad, creo que muy uniforme y monótono, así que realmente no hace falta mucho para hacerse un hueco, para destacar mínimamente, aunque sólo sea por la rareza del empeño o por tocar temas no demasiado trillados. Y esto no lo digo por vanidad, claro, sino precisamente por modestia.
¿Cómo ves la situación del mercado español, con tantas editoriales publicando material tan diverso?
Me parece un poco irreal. Las ventas no creo que estén creciendo tanto. En el fondo me da que los lectores siguen siendo los mismos de antes, sólo que ya están casados y tienen un curro decente y por eso tienen más dinero que gastar. Pero no está claro que se estén creando nuevos lectores. El mercado nacional, en cualquier caso, sigue siendo de coña se mire por donde se mire. El cómic es un medio con una vocación popular, lo cual no quiere decir ni vulgar, ni comercial ni nada peyorativo. Y tiradas de 1.000 ejemplares demuestran que esa vocación está lejísimos de cumplirse. De todas formas tampoco la literatura vende casi nada aquí, sobrevive también con tiradas ínfimas. Este es un país en que la letra impresa y el objeto conocido como libro siguen siendo sospechosos, se mire por donde se mire. Y donde cualquier producto cultural es considerado como un lujo más o menos prescindible.
¿Cuál es tu cómic o autor favorito ahora mismo? ¿Qué recomendaciones harías?
No compro muchos cómics, la verdad, por no decir que no compro ninguno. Me han decepcionado tantas veces que ya no me fío de ninguna recomendación, por entusiasta que sea. Me gusta el humor de Brieva, y algunos chistes de Roger me parecen geniales. Me gustó el Caballero de espadas de Luis Durán. De extranjeros tampoco leo casi nada, a toda esa panda de los franceses de la Asociación no acabo de pillarles la gracia, aunque David B me parece interesante. La verdad es que el último tebeo que me gustó de verdad, que devoré con la misma voracidad con que se leían los tebeos de la infancia, sumergiéndote en él como si el mundo exterior no existiese, fue el Nausicaa de Miyazaki.
Para terminar, ¿cómo te gustaría pasar a la historia del noveno arte? ¿Qué te gustaría que se dijera de Santiago Valenzuela en una futura enciclopedia del cómic?
Autor de cómics en paradero desconocido. Desapareció en un bocadillo particularmente elefantíaco.
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