1985 El año que conocí a Spiderman
1985 Estados Unidos - 2009 Guionista:Mark Millar Dibujante:Tommy Lee Edwards
Editorial:Panini -
56 páginas - color
Precio:3,70
Toby es un niño de 13 años que, tras la separación de sus padres, se evade de la realidad leyendo cómics. Cuál será su sorpresa cuando descubra que los héroes y villanos que le ayudan a sobrellevar sus malos momentos también existen y se los puede encontrar en los sitios más insospechados.
Admitámoslo: ¿Quién no ha deseado en su fuero más interno que Lobezno realmente existiese? ¿Hay alguien que se negaría a ser rescatado por Spiderman? ¿No sentiríamos un escalofrío si supiésemos que, en alguna cueva remota, se oculta el Doctor Muerte y que haga lo que haga será vencido por unos Cuatro Fantásticos de carne y hueso? Preguntas retóricas para cualquier aficionado al mundo de los cómics, cualquiera cuya mente haya viajado alguna vez a Latveria, la Zona Negativa o Wakanda y conocido prodigios del poder y carisma de El Capitán América, La Cosa o Iron Man. Porque tras incontables horas de lectura, todos hemos reído, sufrido e, incluso, llorado junto a nuestros héroes. Nos han reportado momentos impagables. Y más en esas primeras e inolvidables lecturas en las que, vírgenes de prejuicios, uno se adentró en semejante éxtasis de magia y fantasía.
Ése es el punto en el que se encuentra Toby, el bisoño protagonista de 1985 bajo cuyos ojos se narra la llegada de los prodigios (como Kurt Busiek nombró en Marvels a los superhéroes) al mundo real. Mark Millar describe este cúmulo de sensaciones contradictorias – fascinación, especticismo, miedo e ilusión- con el realismo y coherencia que acostumbra. Aunque es achacable al escritor escocés que, en una historia pensada para llegar a todo el mundo, siga mostrando al lector de cómics con el erróneo cliché de persona inadaptada y peleada con la sociedad. Un flaco favor a la industria.
La premisa del cómic es bastante similar a la de Marvels, cambiando la Edad de Oro de la obra de Busiek y Alex Ross por el año 1985 en el que, gracias a obras como Watchmen, Secret Wars o El Regreso de El Caballero Oscuro, muchos se engancharon al mundo de los cómics. Y ni Busiek es Millar, ni Tommy Lee Edwards -cuyo trabajo a los lápices es admirable- se puede comparar con el insuperable Alex Ross, así que lo mejor es evaluar a 1985 como una obra absolutamente independiente. En este primer número ya se han sentado las bases para convertirse en uno de los cómics más singulares de Marvel de la década y ahora sólo queda esperar a su conclusión para confirmarlo.
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