Los X-Men y sus 500 hijos del átomo Ellos les temen, nosotros les amamos
Pero lo mejor aún estaba por llegar. Con la llegada de John Byrne y su inmediata conexión con Claremont, se asentarían las bases definitivas de lo que serían los X-Men durante muchas décadas. Base que aún hoy influye en los mutantes de forma innegable. Cabe destacar entre magníficas historias como las de Proteus, la Saga de Fénix Oscura, que llevó a otro nivel el cómic de superhéroes; y la extraordinaria Días del Futuro Pasado, considerada una de las mejores de la historia de este medio. Innumerables han sido desde entonces la series de superhéroes que copiaron la idea, que aún hoy llega a influir en series y películas (Héroes, sin ir más lejos).
Héroes con pies de barro
Y es que Claremont no solo contaba historias, nos mostraba personajes humanos. Inolvidables son su Jean Grey, radicalmente distinta a la creada por Stan Lee años atrás y mucho más real. Extraordinario su Lobezno, origen del actual éxito mundial del personaje. ¿Y qué decir de su entrañable Kitty Pride? La niña que posteriormente se convertiría en uno de los pilares del equipo supo, gracias a la mano de Claremont, cautivar a buena parte de los lectores. Incluso Magneto, el enemigo por excelencia de los mutantes, daría un giro radical en las manos de este guionista, que lo dotaría de profundidad y motivaciones más allá de la simple y pura maldad.
El tándem Claremont-Byrne fue sublime, pero la marcha del segundo de la colección no impidió que los mutantes siguieran su imparable camino hacia el éxito, hasta convertirse en lo que son hoy en día: un mundo propio dentro del cómic de superhéroes, con incontables colecciones y personajes diferentes. Durante muchos años más, Claremont siguió al frente de los Hombres-X, dejando para la historia perlas como La Masacre Mutante, que también marcó un antes y un después en la colección. A partir de aquí, con la muerte y resurrección de los mutantes, comenzó una frenética etapa que, posiblemente, sea una de las más oscuras de los mutante. Al menos, dejaría algunas grandes aportaciones, como Gambito o Júbilo.
La expansión Llegarían los 90 y con ellos Jim Lee, que tomaría los lápices de los X-Men, aún bajo la batuta de Claremont. Inmediatamente quedó patente que se trataba de otro gran momento para los mutantes, cuando el primer número realizado en conjunto por los dos, el X-Men #1 (en Estados Unidos la colección se llamaba Uncanny X-Men), alcanzó los casi ocho millones de ejemplares vendidos. Tan grande sería el éxito de esta nueva etapa que incluso se creó una serie de animación con los personajes, diseños e historias de Claremont y Lee. Aún así, la estancia de este dibujante en los títulos mutantes terminaría pronto y un tiempo después de su salida le seguiría la de Claremont, el que ya era conocido como el Patriarca Mutante.
Dejó la serie, pero había sembrado cuidadosamente, y aquellos que vinieron detrás supieron mantener en auge la que se había convertido en uno de los pilares de Marvel. Y es que los noventa fue la década de los mutantes sin discusión. Fue sin duda una gran etapa en la que los mutantes demostrarían gozar de mejor salud que nunca. La Saga de la Isla Muir, la Canción del Verdugo e incluso la Era de Apocalipsis fueron algunas de las grandes historias de esta década en el universo mutante.
Página 2 de 3
1 |
2 |
3 |
|
|
|