Algunos jóvenes artistas españoles del noveno arte no le tienen miedo a retratar un tiempo histórico que no les ha tocado vivir, huyendo del ombliguismo de la anécdota autobiográfica para hablarnos de épocas pasadas donde lo mítico y lo misterioso aún seguían bien presentes. Luis Durán sería el ejemplo más representativo, pero otra prueba de ello es la primera entrega de Omar el navegante (subtitulada Jinn-el-Rais), donde Pedro Rodríguez nos sitúa en el siglo XVII para contarnos una historia de aventuras marítimas en la cual tiene una importancia fundamental la amistad de dos de los protagonistas, Omar y Andreas, así como el elemento místico, representado por una isla misteriosa que bien pudiera no existir y donde algún valiente quizá halle un fabuloso tesoro.
Ya sabíamos que el autor sevillano se movía bien en el terreno del relato corto gracias a las páginas publicadas en la revista Dos veces breve, pero ahora nos llega la confirmación de que el personaje de Omar puede atrapar al lector en correrías más largas, como la del álbum que nos ocupa, excelentemente publicado por Ariadna Editorial, y donde Pedro Rodríguez despliega todo su buen hacer a la hora de planificar la página y plasmar en viñetas la interesante historia que tiene en mente. Esperemos que su singladura continúe y Omar llegue a nuevos puertos en el futuro.
|